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El autor fue miembro del Opus Dei. Declara que aspira a ofrecer no su experiencia personal, sino un ensayo de historia e interpretación. En realidad, a lo largo de todo el escrito se transparenta el proceso espiritual y psicológico que le llevó a separarse del Opus Dei, al que presenta como un “epifenómeno de la burguesía oligárquica”. Su ácida crítica se proyecta también sobre otras realidades cristianas, como el sacramento de la penitencia o el celibato; y a la propia Iglesia, a la que acusa de falta de credibilidad por estar “históricamente asociada con estructuras de dominación”
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