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Historia de los cien primeros años de la casa construida en Granda, entre 1916 y 1918, por José Antonio García Sol, un indiano que hizo fortuna en Cuba gracias al negocio azucarero. Remodelada en 1965, se convirtió en una casa de retiros denominada Solavieya. El beato Álvaro del Portillo la visitó en varias ocasiones entre 1975 y 1990
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