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El libro, cuyo título alude a una frase de san Josemaría, analiza algunos aspectos centrales de su doctrina teológica y espiritual, deteniéndose en sus claves más directamente cristológicas como son, por ejemplo: el misterio sacerdotal de Jesucristo, la riqueza escondida en el misterio del Verbo encarnado, la presencia de Cristo en los cristianos y el ideal de poner a Cristo en la cumbre de las actividades humanas
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